El señor de las moscas: Me gustó más el libro

Hola. Soy la típica pedorra que siempre que ve una película basada en un libro dice que le gusta más el libro.

Pero creo que esto sucede, es normal. Leer un libro y dejar volar la imaginacion, crear en tu mente los personajes y los escenarios, hacerlos parte de ti mediante la creación imaginativa; es preferible a que te den el producto de la imaginación de otra persona, ¿No?

Mira, por ejemplo con El Perfume eso no lo digo, es que la película es EXACTAMENTE como yo me imaginaba las escenas mientras leía el libro. Alan Rickman incluído. Por eso me gusta tanto esa película, porque me da la impresión de ver las imágenes que estaban en mi mente dentro de la pantalla. Apela a mi gusto y la manera en la que funciona mi cerebro.

Pero no es de El Perfume de la película que vengo a hablar hoy, aunque podría escribir otro libro simplemente hablando de esa película. Hoy toca EL SEÑOR DE LAS MOSCAS, que me lo leí cuando tenía 15 o 16 años, casi a la vez que El Guardián Entre el Centeno. Creo que ahí fue cuando me hice cresta y me calcé las botas militares, episodio que en cierta manera me sigue durando 20 años después. Es que solamente crecemos físicamente y aprendemos a comportarnos; pero por dentro seguimos siendo los mismos niños salvajes que fuimos un día.

Y algo relacionado con esto último es lo que me hace plantearme El Señor de las Moscas. Me plantea muchas preguntas pero una de ellas es: ¿Es la inocencia infantil simplemente un constructo social? ¿Nacemos buenos y nos vamos volviendo malos, o la maldad es algo intrínseco del ser humano y simplemente aprendemos a acallarla mediante la educación?

La historia nos plantea la situación de un grupo de niños que acaban solos en una isla desierta, como se crean grupos y como esos niños van teniendo que enfrentarse a situaciones cada vez mas alejadas de lo que un niño debería saber manejar. Sin embargo los vemos desenvolverse como adultos y tomar decisiones que jamás relacionaríamos con comportamiento infantil. Me recuerda también un poco, salvando las distancias, a ¿Quién puede matar a un niño? Del gran Narciso Ibáñez Serrador. Ambas peliculas, a su manera, nos hablan sobre la pérdida (o ausencia) de la inocencia en los niños, de los dilemas morales y las tensiones que pueden surgir al relacionar la infancia con la muerte y el caos.

La naturaleza humana también se discute en esta obra. Como he preguntado antes ¿Son la violencia, la maldad, la avaricia, la envidia... intrínsecos al ser humano? ¿Aprendemos lo que son, lo interiorizamos y lo descartamos, o ya están dentro de nosotros y lo que aprendemos es a no dejar que nos dominen? ¿Por qué es tan fácil dejarse llevar por esos sentimientos? ¿Cómo puede surgir la idea del asesinato en la mente de un infante? ¿Sería yo capaz de matar (aunque ya solamente sea una niña por dentro)?

En principio no...